Absorbiendo el suave olor
a frutas secas del que
suele llenarse mi recámara
cuando casi es hora de dormir.
Llenando los pulmones de ese aire dulce,
como almendrado
y restregando a mis narices
que se me está llenando
el alma y la vida
y los bronquios y
la sangre y cada célula de mi cuerpo
de un no sé qué al que hoy le quise
poner como nombre tranquilidad,
sí... tranquilidad agitada
con felicidad.
Paz interior tan suave
que me llega de a brisa
fresca por la piel.
Me adormece en mitad del día
y me masajea tan suave
uno a uno los cabellos
que me saben a toronja,
a cítricos.
(Suspiro).
Hoy me siento sutileza,
hoy me hago de luz
y me acaricia la piel
con gotas frías color amatista.
Hoy soy de cuarzo
rematado de perlas lechosas
descansadas en mis ojos.
Voy a la luz,
me convierto
en un ser del átomo.
Voy buscando
hacerme mente solar.
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