que juega a ya no extrañar
sentada frente al espejo
donde escribe su propio reflejo
mismo que te atribuye
y de a luegos se arrepiente,
sintiéndose vacía.
No piensa, no entiende pero siente...
Y es que en ese cuarto, sola, se arrepiente
y asombra de lo que ya no siente...
Un puente, un dedo, una mano sosteniendo
con fuerza lo que era en la calle donde ya no está lloviendo.
Tacita de té, fría, vacía, sentida, nunca vivida...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario