miércoles, 21 de julio de 2010

El cielo llora estrellas desolado
mientras notas tristes caen descalzas a mi lado.
Con el espiritu azul, flojo, 
amarrado a un hilito de la luna...

Y mi corazón chillado y molido,
con marcas secas de otros sabores amargos.

Y tú durmiendo tan solemne
y doloroso a mi costado. 
Como la costilla que me sacaron 
sin saber si la quería o si iba en otro lado. 
Mitigado, de ojo lacio y bien llorado.

Dueles.
Mi mitad y la tuya apestan a flores muertas,
a capullos por mas arrumbados.
Y dueles como un callo entre las sienes
y pasas por la garganta
amarrando lo que me queda de voz.

Y seguimos cansados de tanto gritar pa' dentro,
quedito, bien ahogado.
Y así se dice un mito del viaje de alguien
que camina con los ojos apagados
y el corazón despegado por la carretera,
por los rumbos del quedarse apegado
a algo que cada dos horas y cinco minutos 
hace daño.

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