jueves, 5 de diciembre de 2013

Catarsis



“Un buen día descubrís con cuánta facilidad te pueden borrar. Te queman las cartas, los libros, las cosas tuyas. Te matan o te encierran o te obligan a irte. Un buen día te das vuelta y descubrís que ya no queda ninguna huella. Como si no hubieras existido nunca. Ahora, tengo nombre de otro.” - Eduardo Galeano

La necesidad me ha llamado a escribir.

No sé por dónde empezar y la memoria me confunde.
Realmente no sé, me vagas por los recuerdos y no lo soporto.

Te odio, me odio. Nos odio. Odio tener que haber vivido contigo, con nosotros. Odio que me hayas maltratado. Odio tu egoismo. Odio que no hayas podido esperar ni un puto año para tener a alguien más.

Sí. Es mi ego el que te odia, soy yo la que odia a mi ego y asi me vuelvo ciclos y espirales, y me confunde algo que no debería. Porque eres pasado, eres esas memorias borrosas y confusas, donde pienso tu nombre y sólo viene violencia mezclada con caricias absurdamente borrachas, embriagantes y alcoholizadas, violencia y mal amor, violencia y noches llenas de deborarnos hasta mojar todo el cuarto, todos los cuartos donde estuvimos.

Y odio esa primera noche donde nos besamos, y odio haber caído en tu trampa de abejas que ofrecen miel para luego envenenarte el alma y la dulzura que supuestamente emanabas.

No te soporto. No soporto tu recuerdo, no te soportaba ya entonces. No soporto extrañarte y desear irme en el carro a viajar contigo por todos lados. No soporto el recuerdo de tus celos, de tus gritos, no soporto el querer bailar contigo. No soporto el eco de mi llanto en los días de tus ausencias, no soporto tu desprecio, tu maltrato, mis sinsabores, mis chantajes, el grito, la lluvia, San Joaquín, Morelia, Vallarta y la violencia. No te soporto ahora besando a otra, no me soporto celosa, amarga, confundida, encabronada, pasando mis noches soñando contigo.

Es que ya no te quiero para nada en mi vida. Es que no entiendes que te odio, que quiero borrarte de todo el cuerpo, de mis ojos, de mis labios, de mi espalda. Yo ya no te amo. Yo ya no te quiero. Vete lejos, lejos. Vete a la mierda.

Me dueles, me duele que no hayas sido como imaginaba. Me duele hasta la fecha que tiraste algo bueno por tu desconfianza. Me duele ya no mirar tus ojos, ya no besar tus labios. Me duele el peso de todos los días de ese año, el peso de tantas horas y tantos minutos tan amargos, tan ahogados.

Y todo ya está muerto y es mi estupidez la que viene a revivirlo.

Idiota. Idiotas los dos.

Todo debió de haber quedado en ese beso, debiste haber sido una noche de alcohol y cigarros baratos. Algo que se olvida pronto. Debiste haber sido efímero. Y yo aquí colérica por haber aceptado tu saco y ese beso en la frente. Tus besos son rameras. Debí saberlo desde el principio.

Te odio, me odio. Nos odio.

Adiós.

Te borro.

Te perdono. Me perdono por haber caído en el engaño.

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