martes, 8 de julio de 2008

Me regreso con las estrellas en la maleta
y las lágrimas a flor de piel.
Me dibujaste música en el cuerpo con la mirada
y me calentaste de la lluvia al compás de tu aroma.

A pesar de mis palabras,
tus ojos iban desapareciendo a mis preguntas,
iban animando a mis alas.

Y es que sabes que se me agita el pero
y se me desaprieta el tornillo del quejor
si me miras desde la altura de donde vienen mis estrellas,
desde lo arriba que quedan tus ojos grandes
y para mi siempre negros, siempre para mi,
desde lo arriba que me desviste mis mil dudas tu mirada.
Y desde el pico de tu fría nariz
que acaricia mis cabellos cuando tratas de dormir...

Despedida y me faltaron las palabras,
despedida y me faltaron horas.
Despedida y me faltaste tú.

Mordida uno
.
.
.
lamida dos
.
.
.
y hoy por hoy puedo reafirmar que:
te
quie-ro,
te quie-ro,
te quie-ro, te quie-ro, te quie-ro,
te quie-ro, te quie-ro,
te quie-ro, te quie-ro,
te quie-ro, te quie-ro,
te quie-ro, te quie-ro,
te quie-ro, te quie-ro,
te quie-ro, te quie-ro, te quie-ro,
te quie-ro,
quie-ro
te

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