sábado, 5 de julio de 2008

Numb

Tenía caprichosa la mirada,
entre sonriente y olvidada...
Imposible lograr que viera de otro modo la vida,
no sabía cómo, no concevía otra forma de estar.
Un día le quisieron enseñar a sonreírle los ojos,
sólo le quedó la lección 1 de 10.
Otro día quisieron venderle un aparato
complicado que forzaba alguna mueca
que parecía un esbozo de un pato feliz.
El vendedor salió con la mirada vacía,
ella succionó todo lo que en el habitaba,
hasta las palomas rosas con esmeralda
que cargaba en el alma.
Llegó el momento en el que le quisieron
darle por caridad o lástima una 'rareza'
en cuanto a alegría se refiere.
Era algo opaco brillante
que al momento de mirarlo se sentía tan bien.
Pensó quedarse hipnotizada e idiotizada
por el resto de su vida con la bola rara,
pero el sentimiento de imbecilidad la venció
y cayó y pensó que era suficiente.
El golpe logró adormeserla un poco más,
lograr que se conformarse con la vida,
que las lagrimas fueran tan cotidianas
como el despertar y dormir del sol.
Y ahora así se encuenta,
entumida de la vida,
la sonrisa escondida, doliente;
los ojos rojos y cansados,
desesperados porque no saben
ya mirar las bellezas ni las sonrisas,
no saben de luces, sólo saben de
verde oscuro y de mares
y de pájaros que ya no vuelan.
Así está: olvidada, confusa, fría...
Ay pobre, pobre y adormecida María,
siempre salvando a todos
sin poderse ayudar a ella misma.

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