viernes, 26 de septiembre de 2008

María recuerda...

Sólo hay una cara que ya no voltea para atrás.
Una cara que no quiere recordar, que ya no le nace el extrañar.
Unos dedos fríos que abrazan sin amar,
cartílagos duros que se pegan a los huesos
hasta encajarse, enterrarse y doler.
Un corazón que se olvida de cómo latir.
Un corazón que se empieza a extinguir...
Pero ¿por qué?
¡No! Recuérdame, late por mi.
Recuerda la locura en los besos
y mi pelo enredado en tu sonrisa.
Trata de recordar
el cómo me calentaban hasta el vientre tus manías.
El cómo las imperfecciones de pronto eran belleza.
De cómo no dejaba yo de caminar en tu cabeza.
Vuelve...
No te vayas locura, no te vayas amor.
Regresa...

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