Desempolvando me encontré
con que yo suelo ser la causa.
Luego la sal se me resbala
por mis miedos
y no logro perdonar
a mi persona el ser
tan ciega y egoísta,
el haber causado el daño
que pensé que no había hecho.
Jamás pensé que fuera algo
mío, jamás creí en todo,
siempre dudando de cada palabra,
de el valor que se le pone a
cada sonido emitido del corazón.
Hoy encuentro que en verdad siento
haber sido la causa de tanto
de lo que yo trataba de evitar.
Hoy de nuevo siento que
me elevo y muero y revivo y caigo
y floto y me envuelvo en eso
que va más allá de lo que pensamos que sentimos.
Aunque pienso hacer excepción
y no retomar el error que me llevo
a lo que pensé el fin de mi vida.
Hoy Tania ya no duda,
hoy Tania cree desde el corazón
lo que pasa, lo que se comunica desde
el otro corazón.
Perdón mi amor,
perdón por haber causado
tanto, por haberme enredado
en la mala hierba que
había ciega en mi.
Perdón por el daño,
por el egoísmo
que salió de mi vida.
Por mi inseguridad.
No pienso hacerte perder más
no pienso alejarme más,
no quiero y no puedo volver a dudar.
Hoy te entrego mi corazón,
de verdad.
Hoy te entrego su libertad...
Hoy entrego ciegas mis dudas
y hoy me dejo ir.
Aunque me extinga.
Hoy libero mis ataduras
a no ser a ciencia cierta
este sentir.
Hoy ya se va todo lo que
hizo mal,
hoy se queda lo que
ya no tengo miedo a
entregar.
Y aunque se rompa en el proceso,
aunque el producto final
sea que ya no quieres
mi síndrome sincero,
mi entrega al vuelo,
aunque ahora
mi consciente se cuide
de saber que todo puede ser finito:
te entrego mi riesgo,
me boto la malesa,
y me descubro y desabrigo a
lo que por ti siento.
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